Los 10.000 del Soplao (MTB)

Cabezón de la Sal
19 Mayo 2012


Desafío a la Hipotermia.

Según la definición de hipotermia, ésta ocurre cuando el cuerpo pierde más calor del que puede generar. Normalmente es causada por una prolongada exposición al frío sin protegerse con la suficiente ropa adecuada, usar ropas húmedas por mucho tiempo cuando hay viento o hace mucho frío, hacer esfuerzos agotadores o no ingerir alimentos o bebidas suficientes en climas fríos.

Pues bien, no es que hayamos ido al polo norte, pero las adversas condiciones climatológicas durante la VI edición de Los 10.000 del Soplao en MTB hizo que muchos participantes tuviesen que ser evacuados con claros síntomas de hipotermia.

He intentado buscar algún adjetivo que defina lo que ocurrió este sábado en El Soplao y creo el que mejor se adapta es “Dantesco”, que por su etimología significa, grandioso, tremendo, impresionante, terrible, infernal, todo ello relacionado con la Divina Comedia de Dante, donde el autor hace un viaje por diversos estadios del infierno, el purgatorio y el paraíso.



El sábado, la mayoría se quedó en el infierno, en el infierno del norte o infierno cántabro como se ha venido llamando a esta prueba desde su primera edición en 2007, dadas las adversas condiciones meteorológicas en las que se celebró. Pues bien, 5 años después se repite la historia, pero esta vez no había 450 participantes como el primer año sino mas de 4.500, además de otros 4.000 en diversas modalidades de carrera a pie, como maratón, carrera de ultrafondo, marcha, combinada, etc.

Para quien aun no conozca el Soplao en MTB, decir que es una ruta de 165km con casi 5000m de desnivel, y si ya por distancia y desnivel es exigente, cuando el tiempo no acompaña, ya sea porque haga frio, llueva, o haga mucho calor, la experiencia puede llegar a ser dura de verdad.


El primero en cruzar la meta suele invertir alrededor de 7 horas pero los últimos suelen tardar el doble, unas 14 horas, de las cuales las tres o cuatro últimas se hacen de noche con la ayuda de frontales. Con las condiciones que vivimos en esta edición, estar arriba en el monte una vez llegada la noche podía resultar sumamente peligroso. Debido a ello y a las noticias de abandonos que provenían de los distintos puntos del recorrido, la organización decidió acortar la prueba ya que no podría garantizar la evacuación de tanta gente por hipotermia, caídas, perdidas, etc.

En Juzmeana (Los Tojos), carretera a Bárcena Mayor, allí regresaron de vuelta a Cabezón de la Sal todos los participantes que llegaron después de las dos de la tarde.


Se venía anunciando a lo largo de la semana la entrada de una borrasca para el viernes y sábado, con bajadas importantes de las temperaturas. Las peores previsiones no solo se cumplieron, sino que se recrudecieron a lo largo del día. Llovió, hizo frio, nevó en algún puerto, con sensaciones térmicas de -3 grados, sopló el viento en las zonas altas y hubo pocos momentos de respiro.

De los 4500 que tomamos la salida, solo 1000 pudimos hacer la ruta completa. El resto, muchos decidieron abandonar en distintos puntos del recorrido, otros tuvieron que ser evacuados en ambulancias por hipotermia y a otros los desviaron por carretera para acortar la ruta. Imagino que la organización debió de pasar por momentos difíciles antes de tomar la decisión de modificar la ruta y desviarla. Afortunadamente a las 22h ya habían llegado todos los participantes a meta y no hubo que lamentar ninguna incidencia grave.


En mi caso particular, a mitad de la marcha, en el avituallamiento de Bárcena Mayor estaba temblando de frio, no sentía los dedos de las manos y los de los pies tres cuartos de lo mismo. Santi, que había ido prácticamente junto a mí hasta ese punto, estaba en las mismas condiciones. Él decidió abandonar. Yo recordaba la QH de hace 2 años y me decía a mí mismo, “no puedes pararte, hay que entrar en calor, sigue, continúa, que viene una subida”, tenía que decidirme y decidí seguir.

En el avituallamiento de Ozcava la mayoría de gente estaba tiritando y pasando por momentos difíciles. Vi a gente caerse de la bici en parado, otros meándose las manos para entrar en calor, gente con mantas térmicas, otros muchos abandonando la carrera.

Para mas INRI, me quedé con la horquilla bloqueada. Durante los tramos de bajada los antebrazos me dolían una barbaridad, extremé las precauciones porque no podía permitirme tener una caída. Incluso tener una avería podía resultar peligroso, porque sin sensibilidad en las manos, era imposible solucionar nada. La última subida sufrí y desde allí me deje caer 30 km hasta la meta. Llegué tiritando, pero llegué. Había vencido a la hipotermia.

Este podría ser el resumen general de lo acontecido en el Soplao, pero permitidme que os cuente la cronología de los hechos.

Viaje, cena y alojamiento:

El viaje a Cabezón lo hago con David Muñoz (enanito). Quedamos en Cerezo de Abajo, hasta donde llego yo con mi coche y allí hacemos el transvase de bici y equipaje al Qashqai de David. En menos de tres horas y media llegamos al destino. Allí hemos quedado con el resto de la expedición, los pikados (JuanVi, David, Chema y Santi), los espartanos (Jesus, Jonny y Agus) y Yolanda compañera de trabajo de David.

El ambiente en la carpa de recogida de dorsales es impresionante. De momento no llueve aunque la temperatura es baja y hay que llevar una prenda de abrigo.


Una vez recogidos los dorsales, nos vamos a cenar al Palacio de Bracho, una casa rural que ya conocemos de anteriores ediciones y que seguiremos yendo con toda seguridad. Allí, Jose nos tiene acostumbrados a comer muy bien y a tratarnos todavía mejor.

El menú que ya habíamos concertado con antelación, es el típico pre-carrera, pero joder, esta vez se nos va la mano en cantidad. De entrantes, jamón ibérico, chorizo, tomate y pan tostado. De plato principal, macarrones boloñesa y de segundo un filete de ternera con patatas. Para finalizar postres variados e infusiones. Para beber agua, cervezas sin alcohol y alguna con.



El alojamiento lo tenemos repartido. Pikados y Enanito en la Posada Sel de Breno, a 5 km de Cabezón donde también hemos estado algún año y Blanca nos ha atendido estupendamente. Esta vez no estamos en la misma casa, sino en otra cercana que también llevan ellos. Es una casa para 6 personas que por 200€ el fin de semana está muy bien. Los espartanos tienen una casa algo más lejos, en Comillas, a unos 10km y Yolanda ha cogido una pensión en el mismo Cabezón.

Dejamos las bicis desmontadas dentro de los coches para evitar estar montando y desmontando por la mañana. La idea es levantarse pronto y tratar de estar en la línea de salida alrededor de las 6.30 am.


Dia D:

Suena el despertador a las 5.30 am. Alguno de otra habitación creo que lo puso a las 5.29 am para pillar los baños. Eso es jugar con ventaja, jajaja. He dormido de un tirón y no me he enterado de los chaparrones que han caído durante la noche, según me cuentan David M. y Santi que son mis compañeros de habitación. Era de esperar.

Desayuno una tostada con lomo y un bol de leche de arroz con copos de avena. El resto desayuna cosas que han traído menos Santi que decide desayunar en un bar mientras estemos en la línea de salida. Bajamos a Cabezón, es de noche y aunque parece que está totalmente cubierto, ahora tampoco llueve. Ya se ven bastantes coches aparcando por las inmediaciones. David y yo hacemos la transición bastante rápido y somos los primeros en colocarnos en una línea de salida en la que ya hay alrededor de 100 personas. Son las 6.40 am.


Chema y Santi llegan algo más tarde pero avanzan hasta nuestra posición. JuanVi y David algo más atrás coincidirían con los espartanos. Yolanda salió bastante atrás ella sola.


La espera no se hace pesada. Aprovechamos para poner los dorsales y desayunar el que no lo haya hecho. Afortunadamente no llueve pero por si las moscas Chema había comprado una par de paraguas en los chinos. Antes de iniciar la marcha se los regalamos a una pareja que están de espectadores.

Con la puntualidad de todos los años, el speaker y la megafonía hacen que los últimos minutos sean espectaculares. Al grito de Pim Pam, Pim Pam, comienza la cuenta atrás. El humo y el sonido de la traca es el preludio a la canción lema del Soplao, “Thunderstruck” de AC-DC. Y este año con más razón que nunca, ya que nos quedamos "atonitos" y "pasmados" con la que nos cayó.


Llevo la indumentaria de corto Pikada con manguitos y chubasquero. No llevo camelback, solo un bidón de 750ml, 3 barritas y 4 geles, mas los polvos de Infisport para rellenar el bidón. La idea es igual que el año pasado parar en dos avituallamientos a rellenar y en algún otro si hiciese falta beber.

Por supuesto he traído la Niner. El Soplao es un terreno nada técnico y con bastante pista donde las 29” pueden desenvolverse perfectamente. La salida es rápida y pronto salimos a la carretera para ir cogiendo posiciones. Aunque hemos salido bastante delante, voy acelerando para tratar de adelantar todo lo que pueda antes de entrar en los caminos. No miro para atrás. Esta vez he sido yo el primero de los pikados en salir y no tengo referencias. Trato de ir fuerte al principio para luego ir cogiendo el ritmo de la prueba.


La marcha puede dividirse en dos partes, los primeros 66km (con las subidas duras de La Ermita de San Antonio, Las cuevas del Soplao y El monte AA, éste con tramos al 20%) y los restantes 100km con los puertos de El Moral1, Cruz de Fuentes, Venta Vieja y Moral2 que son los puertos largos, de 12, 15, 5 y 10 km respectivamente. Lo ideal es reservarse un poco en la primera mitad para no petar en la segunda. Sin embargo me encuentro bien y como vamos viendo la cabeza de carrera, me animo a seguir fuerte.

En la primera bajada, Km13, Santi me pasa, pero le alcanzo a continuación y vuelvo a apretar en la siguiente subida. Pasamos el 1er Av (km20) y no para nadie. Ha comenzado a llover y no tiene pinta de parar. Seguimos hacia la subida del Soplao, Miro para atrás y veo a Santi que me sigue de cerca.



El cartel amenazador de “Comienza el Infierno” no asusta mucho, porque el infierno ya había comenzado.

La subida la hago a pata en cuanto el de delante pone el pie a tierra por el estado del terreno. Ni siquiera lo intento. Pocos lo hacen y los que lo intentan acaban desistiendo.

El barrutillo, la pendiente y las piedras, hacen que no agarre la rueda. En el descansillo vuelvo a montar para hacer la segunda parte. También aquí pateo un rato. Aquí decido quitarme las gafas porque no veo nada con el barro que va saltando. Sin gafas se ve mejor pero ahora el barro se mete en los ojos y eso molesta.

Una vez hemos subido la parte dura, solo queda la última subida, casi una autopista a las cuevas, madre mía cómo lo han dejado. En este caso se agradece, no hay barro. En una de las curvas veo a Santi que está muy cerca. Sigue lloviendo.

El GPS ha decidido ir por libre y no hace caso a los botones, cambia de pantalla constantemente y no lo puedo parar, pero no quiero apagarlo. Confió en que al menos grabe el recorrido y las pulsaciones.

Llegamos al 2º Avituallamiento. Paro a comer un plátano y echar un trago de agua. Intento hacerlo rápido porque sé que en la bajada, que es la más “técnica” de la ruta, Santi me adelantará. Efectivamente así sucede, pero es casi al final, con lo que al llegar al pueblo de Celis le alcanzo, porque ha parado a que le laven la bici. Seguimos juntos en un grupito por carretera. Arrecia la lluvia


Santi me dice que ha tirado a Marga Fullana. ¿¿Que te has tirado a quien??. Joder Santi, que cosas te pasan. Pues si, por allí andaba Marga dándose un paseíto.

Pasamos Puentenansa. El grupo va relativamente lento y se nos unen por detrás. Llegamos al cruce del rio. Lo paso andando metiendo los pies en el agua. ¡¡¡ Coñooo ¡!!, que fría esta. Se me quedan los pies helados, a partir de aquí ya no los recuperaría.


Cuatro kilómetros después comenzamos la subida del monte AA. Tramos hormigonados que recuerdan la subida de La bola del mundo en Navacerrada, con desniveles del 23%. La hacemos a ritmo, me cuesta menos que el año pasado, será que se nota el entrenamiento de “All for Training” que tanto Raúl como Guillermo me están planificando.


En la bajada Santi va por delante y le voy siguiendo la trazada. Veo que puedo seguirle bien. Pero en esto que nos adelanta uno a toda leche y Santi se engancha. Les voy perdiendo distancia y se me van. Abajo tengo que apretar para pillarles de nuevo. Comienza el terreno asfaltado que nos lleva hasta el pueblo de Ruente. Espectacular el paso por el pueblo, miles de personas animando junto al estrecho puente que hay que cruzar de uno en uno. Increíble la gente que con la que está cayendo aguanten animando a todos los participantes. Chapeau ¡!!!.


Pasamos Ucieda y llegamos al 3er avituallamiento, punto de inflexión de la ruta, ahora empieza lo duro. Paramos a rellenar y a engrasar la transmisión, salgo yo un poco antes que Santi pero voy despacio para que me enganche en la subida. Comienza la subida del El Moral por su vertiente norte, 12km por delante. Noto un ruido extraño en la transmisión. Uno que va a mi lado me dice que es de la roldana, que el rodamiento se ha estropeado, que a él le pasó una vez y tuvo que abandonar. Joder, pues que putada, le digo y miro a Santi con cara de Poker. Espero que no sea eso.

El ruido disminuye en los piñones grandes, asi que tuve que estar el resto de ruta jugando con los piñones grandes y los platos. EL GPS ahora ha decidió descansar en una pantalla azul marino muy bonita, ya no late… pero no le apago. Voy sin referencias de velocidad y de tiempo, que se le va a hacer!!!!

El tiempo empieza a empeorar, según subimos nosotros la temperatura va bajando, la visibilidad reducida por la niebla impide ver el paisaje. Sopla el viento que se antoja frio y muy molesto.


En el último kilometro Santi se ha quedado algo retrasado. Corono, aprovecho para beber agua en una de las carpas y empiezo el descenso. Joder, que frio!!!!. Santi me alcanza pero curiosamente no me adelanta, imagino que también le está castigando el frio y el agua.


Llegamos abajo, carretera hacia Barcena Mayor. El paso por tan bonito pueblo es también emocionante, las calles empedradas hacen que me tiemble todo el cuerpo, veo que la horquilla está bloqueada, la desbloqueo pero se niega a responder, joderrrr, así no hay manera.

En el avituallamiento de Barcena ya tengo que pedir ayuda para rellenar el bidón, incluso me tienen que pelar los plátanos, he perdido la sensibilidad en los dedos. Estamos calados y tiritando. Le miro a Santi, me dice que siga, que él se queda. Pienso que quedarme parado ahora sería peor, tengo que continuar en la subida siguiente para entrar en calor. Así lo hago.

Afortunadamente las condiciones mejorar un poco, deja de llover y sube algo la temperatura durante la ascensión al puerto más largo, Cruz de Fuentes de 15km. Durante la subida tengo que parar alguna vez para poder beber porque no puedo sacar el bidón. Igual me pasa con las barritas y geles, cada vez que quise comer tuve que parar o pedir que me ayudasen en los avituallamientos. Las sensaciones a medida que voy subiendo, van empeorando, no muevo bien el desarrollo, alguno me pasa. Voy animándome internamente, JL tu puedes, venga que no queda nada, vamos…..

Algo de flojera y ganas de comer es lo que noto. Principio de pájara. Tengo que comer. Me paro arriba, pido ayuda para que me abran una barrita y me la como con cierta ansia.


El hecho de no comer y beber a su tiempo me está pasando factura, pero bueno, si tengo que parar para poder comer, paro y punto.

Bajada complicada por la nueva variante del año pasado. Si el año pasado lo pasé mal, este peor aun. La horquilla no funciona, no tengo fuerza para frenar, voy clavado. Tardo un mundo en llegar abajo, prefiero subir.


Llego al siguiente avituallamiento, me cambio de guantes, bueno mejor dicho, me cambian de guantes porque yo no puedo, una amabilísima voluntaria del avituallamiento me ayuda en todo, me llena el bidón, me pela los plátanos, me anima diciendo que vaya fuerza que tenemos. Se lo agradezco enormemente y trato de seguir.

Penúltima subida del día, Ozcaba o Venta Vieja, ha vuelto a arreciar la lluvia, el terreno muy embarrado por zonas, hay que elegir bien la trazada. En el alto me cantan que voy el 170. Uff con un poco de suerte acabo dentro de los 200 primeros.


En la bajada, sigo con problemas, me adelantan más de 20. Los voy contando. Me obligo a extremar las precauciones y no seguir ninguna rueda. No puedo permitirme una caída. Sería fatal en estas condiciones. Llegamos a la zona de asfalto, curvas muy cerradas de bajada a Los Tojos. Llego al comienzo del último puerto, el Moral por la vertiente sur. Hay muchísima gente en el avituallamiento.

Se han mezclado los que todavía bajan, algunos de la combinada y otros que los han cortado en Bárcena y vuelven por aquí, vaya follón. Me como un plátano que evidentemente vuelven a pelarme y sigo para arriba, no hay tiempo que perder. Ahora voy adelantando a gente pero se ve que no han hecho la ruta completa, por el ritmo y por el aspecto. Hay que ir con cuidado porque baja bastante gente todavía. Al principio llevo buen ritmo pero según avanzo me voy notando cada vez con menos fuerza. Hago la subida con el plato pequeño (26 dientes) y jugando con los piñones más grandes. Poco a poco llego arriba con los mismos síntomas que antes, necesito comer. La niebla vuelve a aparecer.


Voy tocado, no veo las pulsaciones pero seguro que no suben. En la grafica que saqué después se puede ver como según pasa el tiempo en cada puerto subo menos de pulsaciones.


Solo pienso ya en llegar arriba, comer un poco y dejarme caer hasta Cabezón, aunque sean casi 30km. Una vez he pasado por la alfombrilla del puerto, paro y tardo casi cinco minutos en poder comerme la última barrita que me quedaba.

En la bajada comienzo a tiritar de nuevo y me cuesta controlar la bici. Me vuelven a adelantar unos cuantos. Solo deseo que llegue la zona asfaltada para poder descansar los antebrazos. Me viene a la cabeza la letra de la canción de Alaska, “tengo los huesos desencajados, tengo el cuerpo muy mal…”, aunque no estoy bailando precisamente sino temblando.


Cruzo los pueblos de Ucieda y engancho con la carretera que lleva a Cabezón. En el cruce viene una grupeta que se supone que les han desviado por carretera y van bastante deprisa, me engancho detrás, ¡¡que bien me van a venir!!. Tan bien iban que faltando un par de kilómetros no puedo seguir el ritmo y me suelto, llegando a la meta solo. Últimas curvas que hago despacio por indicación de la organización y entro en meta. ¡¡¡¡Por fin!!!!

La gente sigue allí abarrotando la llegada y protegidos con sus paraguas. No tenia referencia de tiempos y veo en reloj de meta, 9h36, joder, pues casi hasta me alegro. Oigo al pasar que me llaman y voy a ver quién es. No sabía nada del resto de la gente, pero les veo allí ya cambiados, a David M, Juanvi, David R, Torpedo y Jonny. Me dicen que se han retirado. Dios mío.

Ellos me recogen la bici y David M. me sube a la casa rural en el coche. Hubo que proteger el asiento con una manta, del barro que llevaba. Amigos, no sabéis lo que os lo agradezco, de esa manera se me hizo mucho más llevadera la recuperación.

Tengo los ojos rojos y me duelen. Veo todavía borroso. En las yemas de los dedos noto como si tuviese alfileres por dentro. Después de la ducha me dicen que Chema ya ha llegado y esta también duchándose. Su entrada en meta ha sido dramática. Solo había que verle la cara, aunque la mía no sería muy diferente.


Ha llegado alrededor de 5 minutos después que yo. Menos mal, porque si le llego a ver que me pasa no hubiese tenido fuerzas para seguirle, solo quería llegar sano y salvo.

Comparando las clasificaciones de este año con el anterior se ve que he hecho peor tiempo en todos los parciales, pero es a partir de Cruz de fuentes cuando las diferencias se disparan.


Agus también consiguió completar la ruta entera, enhorabuena. Después de la reparadora ducha y de las tartas de queso y manzana que nos había preparado Blanca en la casa, nos fuimos de nuevo al Palacio de Bracho para cenar y compartir con todos, las anécdotas del día. El vino esta vez si fue bienvenido y a alguno le favoreció la narrativa, verdad Santi, jajajaja.

Agradecer a Jose del Palacio de Bracho y a Blanca y Chus de la Posada Sel de Breno por su simpatía y amabilidad. Volveremos.


Está claro que esta edición será recordada de manera especial.

Cualquier comentario será bienvenido, jajaja.

Saludos,
Jotaele

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No me extraña que llegaras cansado JL, si en cada avituallamiento te pelaban el plátano ;-)

Buen relato, como todos los tuyos, lo he leido en tensión hasta el final. Increíble tiempo el que hiciste. Una experiencia que nos quedará grabada para siempre. Un abrazo. Agus

Jotaele dijo...

Jajaja, Agus, ya te digo. Un 10 a las voluntarias que me pelaron el platano una y otra vez. S no es por ellas no llego.

Luis dijo...

Gran crónica, amigo. Muy bien escrita y llena de épica. Esto lo debería leer cualquiera que quiera aprender lo que significa la palabra "deporte".