Cape Epic (MTB). La Resurrección. Día 1

21 Marzo 2010
1ª etapa:

Diemersfontein - Ceres  (117km / 2190m)

J.L. y yo nunca habíamos pedaleado antes formando un equipo. Estábamos muy excitados de ver el nivel organizativo del evento, su repercusión nacional e internacional, la cantidad de bikers profesionales que había y el altísimo nivel de los demás. Ya sabéis que J.L. es muy competitivo y empezó tirando él, seguido a rueda por mi. Impuso un muy buen ritmo que yo, en principio, seguía sin dificultad. Pero ese fue mi error. De vez en cuando, J.L. me preguntaba si iba bien así y yo le respondía que sí. Pero me iba desgastando más de lo normal. Rápidamente, aprendimos una cosa: los km no son iguales allí, ni el desnivel tampoco. 2190m de desnivel en 117km no impresionan demasiado, pero pedalear allí es hacerlo en el infierno.


El terreno no te permite establecer un ritmo constante, es demoledor, muy pedregoso unas veces, con mucha arena otras, la temperatura muy elevada... y seguir así a J.L. es matador. Alrededor del km 85 peté. Para colmo, la bici de J.L. empezó a pinchar y nos partía el ritmo. En uno de esos pinchazos, decidimos que yo seguiría solo hacia adelante para ir haciendo camino, él me alcanzaría después. Por cierto, debido al pinchazo se cayó, pero sin consecuencias. En la Cape Epic, cuando crées que has pasado lo peor de lo peor, entonces viene lo inhumano. Después de unos 105km, entramos en un tramo de vía ferroviaria de cerca de 8km donde no podías pedalear más que dentro de las traviesas. Es, sin duda, lo peor que hecho en bicicleta en toda mi vida. Llegué allí solo, para ser alcanzado algo después por J.L., después de haber arreglado el pinchazo.

Debido a mi lamentable estado, apenas había avanzado y la gente, con unas caras desencajadas por el esfuerzo, empezó lentamente a pasarnos. J.L. me iba ayudando en todo momento y de repente, en una de esas reacciones inexplicables que uno no entiende realmente, me harté sobremanera de esa situación y empecé a rodar sacando fuerzas de "vete a saber dónde". J.L. lo advirtió y me animaba constantemente, como temeroso de que pudiera parar en cualquier momento. Lo único que deseaba era salir de ese infierno. Fuimos entonces nosotros los que empezamos a pasar a algunos y finalmente salimos de esa encerrona para terminar pocos kms después la primera etapa. (José Hermida, nuestro campeonísimo español, estuvo cenando con nosotros dos días después y nos confesó que se bajó de la bici en ese tramo ante la incrédula mirada de su compañero de equipo e hizo un buen trecho andando. Un tío encantador, por otra parte.)

Todos sabéis que nunca he tomado geles, ni bebidas isotónicas, ni recuperadores, ni nada por el estilo, pero consciente de la dureza de la carrera, empecé a tomar vitaminas unos días antes y J.L me llevó unas pastillas de aminoácidos (tenía que tomar 8 al día), así como unos polvos para mezclar con agua para recuperar. El agua que nos daban en los avituallamientos me sabía demasiado a lejía y me iba provocando náuseas, al igual que las pastillas. Los polvos sólo los probé el primer día y no pude seguir tomándolos. Todo eso me iba lastrando poco a poco, empecé a tener molestias en el estómago y acabaría pagándolo después, como veréis más adelante.

David.

No hay comentarios: